jueves, 12 de agosto de 2010

17 de julio de 1944. Desastre de Port Chicago

Nos ocupamos hoy del que fue considerado como la mayor pérdida de los Estados Unidos en el frente casero (Home Front) en la segunda guerra mundial. Y la historia nos permite tocar el tema de la segregación racial en la marina de los Estados Unidos.

Port Chicago era en 1944 una terminal de municiones de la U.S. Navy. Las inmensas necesidades en munición de todo tipo de la flota del Pacífico exigían un flujo constante de buques abastecedores que se cargaban en bases como ésta, situada en la bahía de San Francisco, y que se encargaba de abastecer tanto de balas de pequeño calibre, munición antiaérea explosiva , cargas de profundidad y bombas para los aviones de la U.S. Navy, hasta un peso de 2.000 libras.

En la base trabajaban 1.400 marineros, 71 oficiales, 106 marines y 230 empleados civiles. Lo que llama la atención es que los 1.400 marineros eran de raza negra. Y ello es así porque desde 1942 la marina de los estados unidos se había visto obligada a su pesar a admitir alistamientos de gente de color para el cuerpo general, porque hasta entonces sólo se les admitía como ayudantes de cocinero. Eso sí, la admisión se efectuaba encuadrándoles en unidades segregradas y excluyéndoles de tareas embarcadas, de manera que los tediosos, pesados y desagradecidos trabajos de mantenimiento de las grandes flotas recayeron mayoritariamente en las sufridas espaldas de gente de raza negra, que además, como personal no combatiente, tenían pocas o ninguna posibilidad de ascenso por méritos, aunque no estuvieran excluidos de riesgos, como veremos.

Las municiones llegaban a Port Chicago en trenes desde Nevada, y eran almacenadas en los mismos vagones, separados por muros de contención de hormigón, hasta que eran trasladadas al espigón para ser embarcadas en los buques de transporte de municiones. El personal era responsable del embarque y de la estiba, y el ritmo de trabajo al parecer era infernal. De esta manera, acabó pasando lo inevitable.

El 17 de julio de 1944 dos buques estaban amarrados al muelle de carga: el "Liberty Ship" SS. E.A. Bryan, que tras 4 dias de carga tenía a bordo 4.600 toneladas de explosivos; asimismo acababa de amarrar el SS. Quinault Victory, que estaba siendo cargado con bombas de aviación, de las cuales 460 toneladas esperaban en vagones en el muelle.

No se sabe la causa, pero aquella tarde algo, posiblemente un pequeño incendio, causó una catastrófica explosión. El muelle y el SS. E.A. Bryan desaparecieron por completo, volatilizados, como la parte central del Quinault Victory. La proa y popa de este buque aparecieron a 500 metros de distancia. Una bala de 16 pulgadas (las disparadas por los acorazados americanos, 406 mm, aproximadamente como un "mini" morris) impactó (afortunadamente sin explotar) en la sala de máquinas de un petrolero que navegaba cerca. Un patrullero de los guardacostas que navegaba a casi un kilómetro fue barrido por la metralla, el timonel resultó herido, y la onda expansiva levantó un muro de agua de más de diez metros que casi lo vuelca. Un avión de la USAF que volaba a 9.000 pies (casi 3 km de altura) vió pasar a su altura trozos de metal del tamaño de una casa. La explosión se escuchó a 200 millas de distancia.

320 hombres murieron, de los que 202 eran marineros negros. otras 390 personas, incluyendo civiles de la población cercana, resultaron heridas, incluyendo 233 marineros negros.

Tras la explosión, quejas de los hombres sobre la seguridad, que ya se habían oído antes de la misma, hicieron que muchos se negasen a seguir cargando munición, lo que llevó a 50 de ellos a un consejo de guerra. Este sería el principio del fin de la segregación racial en la marina, al menos oficialmente, en 1945. Eso sí, una propuesta en el Congreso para retribuir con 5.000 $ a las víctimas se vió rebajada a 3.000, porque las víctimas eran negras. Casi 70 años más tarde, el POTUS, comandante en jefe de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, y por tanto de la U.S. Navy, es negro.

Fuentes: usmm.org/portchicago y nationalparkstraveller.com

miércoles, 11 de agosto de 2010

16 de julio de 1945. Comienza la última singladura del USS "Indianapolis"

El USS Indianapolis Era un crucero de la clase Portland de la marina de los EE.UU. Uno de tantos en 1945, ya que por aquel entonces la marina imperial japonesa ya había sido definitivamente derrotada, y la U.S. Navy se había convertido en un mastodonte con miles de buques en servicio, que contaba sus portaaviones y buques capitales por docenas, y cuyo principal objetivo en aquel mes de julio de 1945 sería preparar las futuras operaciones de apoyo al desembarco en las islas japonesas, desembarco que finalmente no se llegaría a llevar a cabo por un motivo íntimamente relacionado con el crucero que hoy nos ocupa.

El Indianápolis desplazaba 10.258 toneladas, tenía 180,9 metros de eslora y 20,2 metros de manga. Estaba armado con 9 cañones de 203 mm, 8 de 127 y diversos montajes antiaéreos. Tenía una velocidad máxima de más de 32 nudos, y su tripulación en tiempo de guerra superaba los 1.200 hombres. Bajo el mando del capitán Charles Butler McVay III, se encontraba en el puerto de San Francisco efectuando reparaciones por haber recibido el impacto de un kamikaze semanas antes.

Sin embargo, el 16 de julio de 1945, el destino del buque y de muchos de sus tripulantes daría un giro inesperado. Bajo fortísimas medidas de seguridad, varias cajones forrados de plomo fueron cargados en el crucero, ordenándose a la tripulación que no se acercase al hangar donde se almacenaban custodiados por guardias armados con órdenes de tirar a matar a quien se acercase. El capitán fue instruido para llevar su carga a toda máquina a la isla de Tinian, en Guam, sin hacer preguntas. En caso de hundimiento en aguas amigas, la carga tenía preferencia para ser salvada frente a las vidas de los tripulantes. En caso de ser alcanzado en aguas hostiles, la carga debía ser arrojada por la borda. Ese mismo día, y sin haberse comunicado dicha circunstancia al alto mando del Pacífico, el Indianapolis se hacía a la mar. McVay se lo tomó muy a pecho, navegando a la máxima velocidad, con lo que tras un repostaje exprés en Pearl harbor, el crucero y su carga llegaron a Tinian, a 5.300 millas náuticas de distancia, sólo diez días más tarde.

A estas alturas muchos de los lectores ya se imaginarán que las misteriosas cajas del hangar contenían los elementos esenciales para el montaje de las dos primeras bombas atómicas, "Little Boy", que caería sobre Hiroshima, y "Fat Man" sobre Nagasaki. Los disparadores y otros sistemas livianos se trasladarían por aire a Tinian, que era una de las bases de los bombarderos pesados B-29 superfortress que se encargarían de llevar a cabo la terrible misión.

No sería esta misión la que daría más fama al Indianápolis. De Tinian el crucero se trasladó a Guam, donde recibió órdenes de desplazarse a las Filipinas para adiestrarse con el USS Idaho para la invasión de japón, invasión que como se ha dicho, la carga transportada a Tinian haría innecesaria. Sin embargo, en un alarde de cierta justicia poética, el USS Indianapolis fue torpedeado en su viaje a Filipinas por el submarino japonés I-58. 300 hombres se fueron a pique con el buque, que se hundió con rapidez dejando a 880 tripulantes flotando en balsas improvisadas y chalecos individuales.

Inexplicablemente, el buque no fue echado de menos hasta cuatro días más tarde. Durante ese tiempo, los tripulantes, heridos, empapados en gasoil, fueron atacados inmisericordemente por centenares de tiburones que acudieron al festín. Horribles escenas de mutilaciones, de locura inducida por beber agua salada y luchas a muerte por subir a una de las escasas balsas y así escapar de los escualos tuvieron lugar durante esos 4 días, hasta que primero un hidro y luego un destructor consiguieron rescatar a 316 marinos. El resto había sido pasto de los tiburones. Un total de 886 muertos. No cabe duda que la carga del Indianápolis le trajo mala suerte... fue el penúltimo buque americano hundido en la guerra. Entre los supervivientes se encontraba el comandante del buque, que fue objeto de un consejo de guerra y "pagó el pato" por todos. Acabaría suicidándose.

Puede que algún cinéfilo le de vueltas a la historia pensando que le suena. Y tiene razón, porque uno de los bombazos taquilleros de todos los tiempos, "Tiburón" recoge la historia terrible del Indianapolis en boca del veterano cazador de tiburones de la película. (eso sí, un pelín exagerada).

Fuentes: Foromilitargeneral, youtube y wikipedia.